El análisis de las tendencias demográficas en Colombia durante el siglo XX e inicios del siglo XXI es un punto de partida para entender cómo los procesos sociales al interior de una sociedad pueden cambiar en gran medida la configuración de la misma, por ejemplo, a nivel territorial, y, cómo estas variaciones conducen a cambios en los procesos sociales.
En Colombia, a diferencia de otras naciones, se puede hablar de una cuadricefalia, al referirse a la distribución del territorio, gracias a que nunca se tuvo un bastión poblacional del cual se surtiera el resto de los centros poblados, esto desde la colonia, sino que por el contrario, se privilegió el desarrollo de Bogotá, Cartagena y Popayán, que con el tiempo se fue transformando hacia una supremacía de Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla, fenómeno que se explica por el surgimiento de la economía cafetera como principal motor de la economía nacional en el siglo XIX, además del precario desarrollo de vías de comunicación. Es destacable la conformación de cuatro ciudades importantes en Colombia, que concentran actualmente es la ciudad con mayor atracción de personas debido a su importancia económica y política (Romero (2010) citado por Urrea 2017).
El proceso de urbanización solo tiene lugar en la primera mitad del siglo XX, transformando la concentración de un 93% de población rural a un 23% para el año 2018. El periodo de la violencia juega un papel fundamental en cómo se generaron las migraciones al interior del país (Murad, 2003), pues desde el tiempo del Frente Nacional, acuerdo entre conservadores y liberales, hasta la primera década del siglo XX, el país vivió periodos de intensos enfrentamientos armados en zonas rurales, lo que motivó a una gran masa de la población a ser desplazada, fenómeno que actualmente es reconocido en el país, y que afectó a Cali por ser un punto de paso entre las zonas de los enfrentamientos, como el Cauca, Buenaventura, Chocó y más al sur del país, Cali recibió la población procedente de Nariño desplazada por la violencia.
Vale la pena aclarar que, si bien la migración interna ha promovido el crecimiento y concentración urbana, se sigue manteniendo como un país de carácter rural, no solo por su concentración poblacional, sino también por la dependencia socioeconómica de los pobladores respecto a las actividades rurales. También se da una influencia marcada de los centros urbanos sobre las cabeceras y áreas rurales aledañas, como de dependencia inversa.
Es interesante analizar las razones del cambio de lugar de residencia en Colombia a partir de los datos del DANE (2005) donde las tres causas más relevantes a nivel nacional son: razones familiares, razones no especificadas, o pueblo nómada, y dificultad para conseguir empleo, respectivamente. La población de la zona rural migra en Colombia migra principalmente para tener mejores oportunidades laborales, el cual ha sido un fenómeno presente en el país desde la primera mitad del siglo XX por el fortalecimiento de la tercera escala de producción, acorde a los principios de la industrialización. Luego, la cuota de exportación de caña de azúcar no demandada a Cuba por parte de Estados Unidos, es parcialmente asumida por Colombia, potencializando el crecimiento industrial de Colombia, y en especial de Cali (Urrea y Candelo, 2017), y en la década del 2000 está representada esta búsqueda de mejores condiciones laborales por el mejoramiento del transporte y la comunicación, desarrollo de empresas de servicio (financiero y de comercio), y el fortalecimiento del sector público (Murad, 2003).
Producto de estas migraciones y factores sociales, la pirámide poblacional ha cambiado drásticamente, al punto que según DANE (2018) en su versión preliminar de los datos censados en el 2018, muestra que los infantes (entre los 0-4 años) han disminuido su presencia porcentual respecto al total de la población cerca de 2 puntos porcentuales, en solo 13 años, y las cotas más altas, son casi los mismos grupos de edad, envejecidos la diferencia de años entre los censos. Esta situación también fue prevista por el Observatorio Demográfico de América Latina y el Caribe (2015), y afirma que estos cambios poblacionales se deben a una longevidad extendida, el cuidado y el tratamiento de enfermedades mortales, lo que, para el año 2030 se va a ver reflejado en un incremento de casi un 78.1% de población mayor de 65 años, y de cerca del 230% para mayores de 90 años, y es la población que actualmente está entre los 20 años y 30 años quienes conseguirán superar ampliamente la barrera de los 100 años.
Estructura de la población colombiana por edad y sexo, 2005-2018
Estas dinámicas de disminución poblacional en la zona urbana, y mayores oportunidades tanto de empleo como de educación, pueden estar asociadas, como causa, a la disminución del tamaño de los hogares, comparando los datos preliminares del Censo 2018 con su equivalente del 2005, donde han tomado mayor protagonismo los hogares conformados por entre 1 y 2 personas, y ha disminuido aquellos con 5 o más personas. Caso curioso, también es que la jefatura de los hogares en manos de la mujer ha aumentado como mínimo en 10 puntos porcentuales, en el periodo intercensal (DANE 2018).
Hay que matizar que la distribución poblacional por grupos de edades en Colombia, no es uniforme, tomando los datos del DANE (2018) por departamentos, existen comportamientos diferentes en departamentos, como es el caso de la región oriental donde tienen las proporciones más altas de población infantil, menor a 14 años, mientras que en departamentos como el Valle del Cauca, Antioquia y Bogotá se observa una mayor concentración de la población productiva, coincidiendo nuevamente con los centros de urbanización y desarrollo económico del país.
Colombia en su historia solo ha enfrentado una gran inmigración, sucedida en la última década, procedente de Venezuela, donde es interesante que, según lo muestra Bermúdez et al. (2018), se repite el mismo fenómeno de la migración interna, y es por las oportunidades laborales, además de una percepción de seguridad mayor. Perú y Ecuador que también son vistos como puntos finales esperados por los venezolanos al emigrar, pero al ser Colombia un territorio de tránsito, la población inmigrante es relativamente más alta, además del porcentaje de inmigrantes que, al no tener un rumbo fijo, permanecen en el país hasta decidir su destino. Esto se repite también con Cali, ya que es un punto de transito obligado en el paso hacia Ecuador, la población es alta, aunque también es flotante.
Es posible que la inmigración pueda tener efectos positivos, siempre que existan políticas migratorias inclusivas, y se busque cómo usar la llegada de nueva fuerza laboral, y no oponerse a su desarrollo dentro del país, entre estos beneficios se encuentra la mano de obra profesional, las remesas, el aumento de la fuerza laboral, la generación de empleo, cuando se brinden las opciones de crear empresa, y creación de nuevos mercados para nuevos o diferentes productos (Bermúdez et al, 2018).
El ingreso de Colombia en la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) puede significar que el país se descentralice, para alcanzar la desconcentración y redistribución de la población (Murad, 2003), ya que es esperable que el mercado internacional crezca y su influencia sea mayor, con lo que se fortalecería el trabajo nacional a partir de la inversión extranjera y la adopción de buenas prácticas en materia social, política y económica (Portafolio, 2018).
Urrea y Candelo (2017) hablan de Cali como una “ciudad región ampliada”, esta es conformada por una población urbana-rural afro predominante, esto no es de extrañar ya que históricamente Cali y el Valle del Cauca fue un territorio marcado por la presencia de las haciendas esclavistas que estuvieron también en contacto con el norte del Cauca y la población indígena de este. Precisamente, la segunda etnia poblacional con mayor presencia en el Valle del Cauca es la población indígena, y por debajo de estos dos se ubican la mestiza y muy relegada, la población blanca, que aumentó en el siglo XX por la migración antioqueña al norte del Valle del Cauca.
El Valle del Cauca es uno de los departamentos menos atractivos para la migración interna, pero tampoco se inclina a ser expulsor de sus habitantes, caso que sí ocurre en la región oriental teniendo los mayores índices en ambos aspectos, y caso particular de Antioquía que es muy atractivo y poco expulsivo.
En el trabajo de Urrea y Candelo (2017) se expone el papel que juegan los municipios más próximos a la zona de administración política de Cali, pues al desarrollar especialmente los servicios sociales propios, se vuelven centros de habitabilidad de la ciudad principal, con población que solo se desplaza a Cali por motivo laboral, situación que está extendiendo los proyectos habitacionales hacia la periferia, rozando los límites con Jamundí, Puerto Tejada, Candelaria, Palmira y Yumbo, representando nuevos retos para la ciudad en materia de movilidad por ejemplo, y de cooperación, pues la población que habita en las zonas periféricas continua sirviendo a Cali, y además, continua dependiendo casi enteramente de esta, hecho que puede ser corroborado según los datos de Cali cómo vamos (2018) donde el nivel de satisfacción con la ciudad como un lugar para vivir está en 64%, siendo también el nivel promedio en los últimos 10 años.
El crecimiento que están teniendo ciudades como Cali, teniendo en cuenta el concepto de ciudad región ampliada, y la independencia de la cual debería gozar para favorecer la desconcentración y la redistribución de la población, se ve reflejado en la Ley No. 1933 de Agosto 1 de 2018, por la cual se categoriza al municipio de Cali como distrito especial, arguyendo a su capacidad de ser centro deportivo, cultural, turístico, empresarial y de servicios; una decisión con la que se esperaría se pueda fortalecer la presencia de la zona urbana en los corregimientos aislados de la ciudad, y potencializar el crecimiento de la zona rural, pues según lo expresado por Alejandro Becker, gerente de Cali Distrito, uno de los principales ejes que se busca en esta transformación, es la integración urbano-rural. Sin embargo, dejaría por fuera de esta dinámica los 14 municipios del norte del Cauca que surten a Cali, y posiblemente genere una mayor migración positiva hacia el Valle, haciendo que exista una dependencia mayor del suroccidente del país hacia esta región, sin que existan las políticas adecuadas para su consecución.
Así pues, Cali es una ciudad la cual, fortuitamente, se ha convertido en uno de los centros más importantes para el desarrollo del país, y esto ha sido gracias a los movimientos poblaciones, en gran medida, no planificados, que configuran a la ciudad, y sus habitantes, bajo unos comportamientos sociales, propios de una sociedad multicultural, derivada de la mezcla de sus dependientes, incluyendo ya a los venezolanos llegados tras la crisis, que brinda unas características únicas que de ser aprovechadas en el manejo político, podrían impulsar el desarrollo económico de la región.
Referencias
Bermúdez, Y., Mazuera Arias, R.; Albornoz Arias, N., Morffe Peraza, M.A. (2018). Informe sobre la movilidad humana venezolana. Realidades y perspectivas de quienes emigran [9 de abril al 6 de mayo de 2018]. San Cristóbal: Venezuela: Servicio Jesuita a Refugiados (SJR). Venezuela.
Cali cómo vamos (2018) Encuesta de percepción ciudadana. Cali.
Corregimientos de Cali ganarán mejor atención con la distritalización del territorio. Alcaldía de Santiago de Cali (marzo, 2019). Recuperado de: http://www.cali.gov.co/gobierno/publicaciones/146250/corregimientos-de-cali-ganaran-mejor-atencion-con-la-distritalizacion-del-territorio/
Economic comission for latin america and the caribbean. (2015) Latin america and the caribbean demographic observatory. Population projections. Santiago de Chile.
Ley 1933 de 2018. Congreso de Colombia (2018). Recuperado de: http://es.presidencia.gov.co/normativa/normativa/LEY%201933%20DEL%2001%20DE%20AGOSTO%20DE%202018.pdf
MURAD RIVERA, Rocío (2003) “Estudio sobre la distribución espacial de la población en Colombia”. Serie Población y Desarrollo No. 48, Santiago de Chile: capítulos I y II, páginas 1-26.
Redacción Portafolio (31 de mayo de 2018). Lo que gana Colombia con el acceso a la OCDE. Portafolio. Recuperado de: https://www.portafolio.co/economia/lo-que-gana-colombia-con-el-acceso-a-la-ocde-517675
Urrea-Giraldo, F.; Candelo, A. F. (2017) Cali, ciudad región ampliada: una aproximación desde la dimensión étnica-racial y los flujos poblacionales. En Sociedad y Economía no. 33, 2017 pp. 145-174.
En Colombia, a diferencia de otras naciones, se puede hablar de una cuadricefalia, al referirse a la distribución del territorio, gracias a que nunca se tuvo un bastión poblacional del cual se surtiera el resto de los centros poblados, esto desde la colonia, sino que por el contrario, se privilegió el desarrollo de Bogotá, Cartagena y Popayán, que con el tiempo se fue transformando hacia una supremacía de Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla, fenómeno que se explica por el surgimiento de la economía cafetera como principal motor de la economía nacional en el siglo XIX, además del precario desarrollo de vías de comunicación. Es destacable la conformación de cuatro ciudades importantes en Colombia, que concentran actualmente es la ciudad con mayor atracción de personas debido a su importancia económica y política (Romero (2010) citado por Urrea 2017).
El proceso de urbanización solo tiene lugar en la primera mitad del siglo XX, transformando la concentración de un 93% de población rural a un 23% para el año 2018. El periodo de la violencia juega un papel fundamental en cómo se generaron las migraciones al interior del país (Murad, 2003), pues desde el tiempo del Frente Nacional, acuerdo entre conservadores y liberales, hasta la primera década del siglo XX, el país vivió periodos de intensos enfrentamientos armados en zonas rurales, lo que motivó a una gran masa de la población a ser desplazada, fenómeno que actualmente es reconocido en el país, y que afectó a Cali por ser un punto de paso entre las zonas de los enfrentamientos, como el Cauca, Buenaventura, Chocó y más al sur del país, Cali recibió la población procedente de Nariño desplazada por la violencia.
Vale la pena aclarar que, si bien la migración interna ha promovido el crecimiento y concentración urbana, se sigue manteniendo como un país de carácter rural, no solo por su concentración poblacional, sino también por la dependencia socioeconómica de los pobladores respecto a las actividades rurales. También se da una influencia marcada de los centros urbanos sobre las cabeceras y áreas rurales aledañas, como de dependencia inversa.
Es interesante analizar las razones del cambio de lugar de residencia en Colombia a partir de los datos del DANE (2005) donde las tres causas más relevantes a nivel nacional son: razones familiares, razones no especificadas, o pueblo nómada, y dificultad para conseguir empleo, respectivamente. La población de la zona rural migra en Colombia migra principalmente para tener mejores oportunidades laborales, el cual ha sido un fenómeno presente en el país desde la primera mitad del siglo XX por el fortalecimiento de la tercera escala de producción, acorde a los principios de la industrialización. Luego, la cuota de exportación de caña de azúcar no demandada a Cuba por parte de Estados Unidos, es parcialmente asumida por Colombia, potencializando el crecimiento industrial de Colombia, y en especial de Cali (Urrea y Candelo, 2017), y en la década del 2000 está representada esta búsqueda de mejores condiciones laborales por el mejoramiento del transporte y la comunicación, desarrollo de empresas de servicio (financiero y de comercio), y el fortalecimiento del sector público (Murad, 2003).
Producto de estas migraciones y factores sociales, la pirámide poblacional ha cambiado drásticamente, al punto que según DANE (2018) en su versión preliminar de los datos censados en el 2018, muestra que los infantes (entre los 0-4 años) han disminuido su presencia porcentual respecto al total de la población cerca de 2 puntos porcentuales, en solo 13 años, y las cotas más altas, son casi los mismos grupos de edad, envejecidos la diferencia de años entre los censos. Esta situación también fue prevista por el Observatorio Demográfico de América Latina y el Caribe (2015), y afirma que estos cambios poblacionales se deben a una longevidad extendida, el cuidado y el tratamiento de enfermedades mortales, lo que, para el año 2030 se va a ver reflejado en un incremento de casi un 78.1% de población mayor de 65 años, y de cerca del 230% para mayores de 90 años, y es la población que actualmente está entre los 20 años y 30 años quienes conseguirán superar ampliamente la barrera de los 100 años.
Estructura de la población colombiana por edad y sexo, 2005-2018
DANE (2018) Censo 2018 |
Hay que matizar que la distribución poblacional por grupos de edades en Colombia, no es uniforme, tomando los datos del DANE (2018) por departamentos, existen comportamientos diferentes en departamentos, como es el caso de la región oriental donde tienen las proporciones más altas de población infantil, menor a 14 años, mientras que en departamentos como el Valle del Cauca, Antioquia y Bogotá se observa una mayor concentración de la población productiva, coincidiendo nuevamente con los centros de urbanización y desarrollo económico del país.
Colombia en su historia solo ha enfrentado una gran inmigración, sucedida en la última década, procedente de Venezuela, donde es interesante que, según lo muestra Bermúdez et al. (2018), se repite el mismo fenómeno de la migración interna, y es por las oportunidades laborales, además de una percepción de seguridad mayor. Perú y Ecuador que también son vistos como puntos finales esperados por los venezolanos al emigrar, pero al ser Colombia un territorio de tránsito, la población inmigrante es relativamente más alta, además del porcentaje de inmigrantes que, al no tener un rumbo fijo, permanecen en el país hasta decidir su destino. Esto se repite también con Cali, ya que es un punto de transito obligado en el paso hacia Ecuador, la población es alta, aunque también es flotante.
Es posible que la inmigración pueda tener efectos positivos, siempre que existan políticas migratorias inclusivas, y se busque cómo usar la llegada de nueva fuerza laboral, y no oponerse a su desarrollo dentro del país, entre estos beneficios se encuentra la mano de obra profesional, las remesas, el aumento de la fuerza laboral, la generación de empleo, cuando se brinden las opciones de crear empresa, y creación de nuevos mercados para nuevos o diferentes productos (Bermúdez et al, 2018).
El ingreso de Colombia en la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) puede significar que el país se descentralice, para alcanzar la desconcentración y redistribución de la población (Murad, 2003), ya que es esperable que el mercado internacional crezca y su influencia sea mayor, con lo que se fortalecería el trabajo nacional a partir de la inversión extranjera y la adopción de buenas prácticas en materia social, política y económica (Portafolio, 2018).
Urrea y Candelo (2017) hablan de Cali como una “ciudad región ampliada”, esta es conformada por una población urbana-rural afro predominante, esto no es de extrañar ya que históricamente Cali y el Valle del Cauca fue un territorio marcado por la presencia de las haciendas esclavistas que estuvieron también en contacto con el norte del Cauca y la población indígena de este. Precisamente, la segunda etnia poblacional con mayor presencia en el Valle del Cauca es la población indígena, y por debajo de estos dos se ubican la mestiza y muy relegada, la población blanca, que aumentó en el siglo XX por la migración antioqueña al norte del Valle del Cauca.
El Valle del Cauca es uno de los departamentos menos atractivos para la migración interna, pero tampoco se inclina a ser expulsor de sus habitantes, caso que sí ocurre en la región oriental teniendo los mayores índices en ambos aspectos, y caso particular de Antioquía que es muy atractivo y poco expulsivo.
En el trabajo de Urrea y Candelo (2017) se expone el papel que juegan los municipios más próximos a la zona de administración política de Cali, pues al desarrollar especialmente los servicios sociales propios, se vuelven centros de habitabilidad de la ciudad principal, con población que solo se desplaza a Cali por motivo laboral, situación que está extendiendo los proyectos habitacionales hacia la periferia, rozando los límites con Jamundí, Puerto Tejada, Candelaria, Palmira y Yumbo, representando nuevos retos para la ciudad en materia de movilidad por ejemplo, y de cooperación, pues la población que habita en las zonas periféricas continua sirviendo a Cali, y además, continua dependiendo casi enteramente de esta, hecho que puede ser corroborado según los datos de Cali cómo vamos (2018) donde el nivel de satisfacción con la ciudad como un lugar para vivir está en 64%, siendo también el nivel promedio en los últimos 10 años.
El crecimiento que están teniendo ciudades como Cali, teniendo en cuenta el concepto de ciudad región ampliada, y la independencia de la cual debería gozar para favorecer la desconcentración y la redistribución de la población, se ve reflejado en la Ley No. 1933 de Agosto 1 de 2018, por la cual se categoriza al municipio de Cali como distrito especial, arguyendo a su capacidad de ser centro deportivo, cultural, turístico, empresarial y de servicios; una decisión con la que se esperaría se pueda fortalecer la presencia de la zona urbana en los corregimientos aislados de la ciudad, y potencializar el crecimiento de la zona rural, pues según lo expresado por Alejandro Becker, gerente de Cali Distrito, uno de los principales ejes que se busca en esta transformación, es la integración urbano-rural. Sin embargo, dejaría por fuera de esta dinámica los 14 municipios del norte del Cauca que surten a Cali, y posiblemente genere una mayor migración positiva hacia el Valle, haciendo que exista una dependencia mayor del suroccidente del país hacia esta región, sin que existan las políticas adecuadas para su consecución.
Así pues, Cali es una ciudad la cual, fortuitamente, se ha convertido en uno de los centros más importantes para el desarrollo del país, y esto ha sido gracias a los movimientos poblaciones, en gran medida, no planificados, que configuran a la ciudad, y sus habitantes, bajo unos comportamientos sociales, propios de una sociedad multicultural, derivada de la mezcla de sus dependientes, incluyendo ya a los venezolanos llegados tras la crisis, que brinda unas características únicas que de ser aprovechadas en el manejo político, podrían impulsar el desarrollo económico de la región.
Referencias
Bermúdez, Y., Mazuera Arias, R.; Albornoz Arias, N., Morffe Peraza, M.A. (2018). Informe sobre la movilidad humana venezolana. Realidades y perspectivas de quienes emigran [9 de abril al 6 de mayo de 2018]. San Cristóbal: Venezuela: Servicio Jesuita a Refugiados (SJR). Venezuela.
Cali cómo vamos (2018) Encuesta de percepción ciudadana. Cali.
Corregimientos de Cali ganarán mejor atención con la distritalización del territorio. Alcaldía de Santiago de Cali (marzo, 2019). Recuperado de: http://www.cali.gov.co/gobierno/publicaciones/146250/corregimientos-de-cali-ganaran-mejor-atencion-con-la-distritalizacion-del-territorio/
Economic comission for latin america and the caribbean. (2015) Latin america and the caribbean demographic observatory. Population projections. Santiago de Chile.
Ley 1933 de 2018. Congreso de Colombia (2018). Recuperado de: http://es.presidencia.gov.co/normativa/normativa/LEY%201933%20DEL%2001%20DE%20AGOSTO%20DE%202018.pdf
MURAD RIVERA, Rocío (2003) “Estudio sobre la distribución espacial de la población en Colombia”. Serie Población y Desarrollo No. 48, Santiago de Chile: capítulos I y II, páginas 1-26.
Redacción Portafolio (31 de mayo de 2018). Lo que gana Colombia con el acceso a la OCDE. Portafolio. Recuperado de: https://www.portafolio.co/economia/lo-que-gana-colombia-con-el-acceso-a-la-ocde-517675
Urrea-Giraldo, F.; Candelo, A. F. (2017) Cali, ciudad región ampliada: una aproximación desde la dimensión étnica-racial y los flujos poblacionales. En Sociedad y Economía no. 33, 2017 pp. 145-174.
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