Del racismo al culturismo: Yuval Noah Harari

by - julio 20, 2020

La frase del título fue escrita por Yuval Noah Harari en su libro 21 lecciones para el siglo XXI. El término culturismo no es usado por Yuval Harari bajo el significado de su homónimo en castellano. Yuval Noah Harari es un reconocido profesor de historia en la Universidad Hebrea de Jerusalén.

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En su libro, Harari se refiere al culturismo como el sucesor del racismo, entendiendo que, actualmente, la gran mayoría de personas dan por sentado que los principios del racismo son inválidos científicamente. ¿Pero si es así, entonces a qué se le puede atribuir la discriminación que se sigue viviendo, por ejemplo, el caso de George Floyd en Minneapolis?.

Pues Harari argumenta que, ya desde el siglo pasado, se ha desmontado las teórias sobre las que se basaba el racismo, es decir, que la existencia de una raza aria era avalada géneticamente, o la supremacía de una raza sobre cualquier otra por diferencias biológicas. Todo esto ha sido sistematicamente desmentido y desarticuladas las teórias.

Sin embargo, se ha aportado mucho más a las diferencias entre las culuras humanas. En este sentido, sí existen diferencias, no biologicas, pero sí culturales, entre la población de nórdica y la población de sudafrica, por ejemplo. Y estas diferencias son inherentes a sus condiciones sociales, y a la cosmovisión de cada grupo social, por lo que sí son diferencias perceptibles, y hasta cierto punto no salvables, pues de otro modo, las personas de España del siglo XV serían igual que los nativos indígenas de América del mismo siglo.

De este modo, Harari explica que:

La gente continúa llevando a cabo una heroica lucha contra el racismo tradicional sin darse cuenta de que el frente de batalla ha cambiado. El racismo tradicional está menguando, pero ahora el mundo está lleno de "culturistas"

Explica que, una vez se ha superado mentalmente el racismo, el culturalismo supone un mayor peligro, pues hay un mayor consenso;y evidencia científica que respalda las diferencias culturales entre una persona y otra, sin que esto signifique que una sea mejor que otra globalmente, pero sí, tal vez, a pequeña escala.

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Por ejemplo, como menciona Harari, cuando Trump menciona que los mexicanos que residen en Estados Unidos no son más que ladrones, y esto, no es representa un ataque por su sangre o color, sino hacia su cultura o sociedad, es decir, no es porque tengan más o menos melanina, sino porque la cultura mexicana está plagada de ladrones. Del mismo modo, cuando se habla a nivel local, que las personas negras son perezosas y poco trabajadoras, realmente la estigmatización no corresponde a los principios del racismo, por el cual es que los génes de las personas negras son inferiores, o más cercanos a los monos y son menos pensantes -ya ha sido desacreditado- sino que la cultura de las personas negras es de hacer pereza antes que trabajar.

Al respecto, lo que normalmente se menciona que es racismo corresponde realmente es a un prejuicio, o creencias arraigadas, que históricamente han sido relacionadas con el color de piel, pero que no son efectivamente por el color de la piel. Esto supone un riesgo a su vez, pues si el racismo tomó mucha fuerza sobre bases acientíficas, este concepto de culturalismo sí está soportado sobre fundamentos sociológicos, antropológicos e históricos, por lo que es importante que sea responsablemente usado pues puede ser usado científicamente para discriminar igual, pues algunos argumentos son perfectamente reales y tienen sentido en la relación humana.

Referencia: Harari, Yuval (2018) Inmigración. En Yuval Harari (2018) 21 Lecciones para el siglo XXI. Editorial Debate (pp 161-180)

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