El 11 de Junio de 2020 el Senado de la República dio un paso gigante hacía la protección animal, pues se aprobó un proyecto de ley que prohíbe la fabricación, importación, experimentación y comercialización de cualquier producto cosmético que haya sido probado y testeado en animales.
Según Juan Carlos Losada, uno de los autores del proyecto de Ley, el proyecto busca prohibir el uso de animales en las pruebas para la investigación, elaboración y comercialización de productos cosméticos, de aseo y absorbentes y ordenar la obligatoriedad del etiquetado de productos para su venta con el fin de garantizar su protección e integridad en cuanto seres sintientes.
El proyecto establece un periodo de cuatro años para todo aquel que se dedique a actividades de comercialización y/o producción de cosméticos para adecuarse a la nueva reglamentación y así, evitar sanciones económicas, las cuales van desde 133 SMMLV hasta los 50.000 SMMLV. Será la Superintendencia de Industria y Comercio quien asuma la competencia de imponer las multas respectivas.
¿Qué viene?
Según CongresoVisible.org para que sea una realidad este proyecto de ley, sólo falta la sanción presidencial, pues ya pasó la conciliación entre Cámara y Senado (el 17 de Junio de 2020), con lo cual se convertiría en Ley y empezaría a regir el periodo de adaptación para productores y comercializadores.
La acogida que recibió este proyecto de ley, aprobado por unanimidad, abre la puerta a que se regule, también, el uso de animales para realizar experimentación e investigación en ciencias. Este es un debate que se ha tenido hace ya tiempo, pues si bien puede ser cuestionable el uso de animales para hacer experimentación en salud (ensayos clínicos), por ejemplo, es un método rápido, "económico", y con resultados probados, por lo que aún se ha mantenido.
Sin embargo, en las últimas décadas, se han realizado ensayos con otros métodos de verificación de fármacos, con el uso de la biotecnología, haciendo uso de bioinformática para codificar todas las relaciones biológicas y evaluar el comportamiento por medio de simulaciones. Otro de los enfoques que se han probado es usar la ingeniería de tejidos para crear tejidos en laboratorio con la mayor similitud posible, y de esta forma evaluar cómo es la interacción del fármaco con los tejidos u órganos.
A favor de esto el proyecto de Ley presentado también contempla la destinación de recursos económicos y financieros para apoyar investigación encaminada al desarrollo de nuevos métodos para cambiar las formas actuales de experimentación, optando por toda aquella que no haga uso de animales.
Esta no es una tarea sencilla, y pese a la investigación que ya se ha desarrollado no existe una alternativa única y superior al uso de animales para ensayos clínicos, por ahora.
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El proyecto establece un periodo de cuatro años para todo aquel que se dedique a actividades de comercialización y/o producción de cosméticos para adecuarse a la nueva reglamentación y así, evitar sanciones económicas, las cuales van desde 133 SMMLV hasta los 50.000 SMMLV. Será la Superintendencia de Industria y Comercio quien asuma la competencia de imponer las multas respectivas.
¿Qué viene?
Según CongresoVisible.org para que sea una realidad este proyecto de ley, sólo falta la sanción presidencial, pues ya pasó la conciliación entre Cámara y Senado (el 17 de Junio de 2020), con lo cual se convertiría en Ley y empezaría a regir el periodo de adaptación para productores y comercializadores.
La acogida que recibió este proyecto de ley, aprobado por unanimidad, abre la puerta a que se regule, también, el uso de animales para realizar experimentación e investigación en ciencias. Este es un debate que se ha tenido hace ya tiempo, pues si bien puede ser cuestionable el uso de animales para hacer experimentación en salud (ensayos clínicos), por ejemplo, es un método rápido, "económico", y con resultados probados, por lo que aún se ha mantenido.
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Sin embargo, en las últimas décadas, se han realizado ensayos con otros métodos de verificación de fármacos, con el uso de la biotecnología, haciendo uso de bioinformática para codificar todas las relaciones biológicas y evaluar el comportamiento por medio de simulaciones. Otro de los enfoques que se han probado es usar la ingeniería de tejidos para crear tejidos en laboratorio con la mayor similitud posible, y de esta forma evaluar cómo es la interacción del fármaco con los tejidos u órganos.
A favor de esto el proyecto de Ley presentado también contempla la destinación de recursos económicos y financieros para apoyar investigación encaminada al desarrollo de nuevos métodos para cambiar las formas actuales de experimentación, optando por toda aquella que no haga uso de animales.
Esta no es una tarea sencilla, y pese a la investigación que ya se ha desarrollado no existe una alternativa única y superior al uso de animales para ensayos clínicos, por ahora.
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